3 jun 2012


La onicofagia, ¿Es posible frenarla a tiempo?
Existen algunos esmaltes que ayudan a combatir la manía de morderse las uñas, ya que contienen sustancias de amargo sabor.





La onicofagia es un tic que, según la posibilidad de frenarlo y su intensidad, puede tener un componente patológico que se debe tratar. Hay quienes desde muy jóvenes inician con este hábito de comerse las uñas, y no han logrado parar más. Ya sea que se sientan muy nerviosas o inquietas por situaciones distintas.
Muchos han intentado diversas fórmulas para abandonar esta costumbre, pero sólo han obtenido escasos y breves resultados. No existen cifras acerca de cuántos personas tienen este tic o costumbre que los médicos llaman onicofagia. Sin embargo, sí se sabe que lo más frecuente
es que empiece en la adolescencia, generalmente comienza por un problema de ansiedad, de preocupación por el estudio y por decisiones que deben tomar sin tener la suficiente madurez.
Pese a que parece una costumbre común y corriente, lo cierto es que dependiendo de su intensidad y frecuencia puede causar serios daños en la base de la uña y en los dientes, e incluso puede ser una manifestación de un trastorno mental que necesita tratamiento.

PATOLOGÍA
La psiquiatría clasifica a la onicofagia dentro de los trastornos de control de impulsos.
Es desde el punto de vista de esta especialidad una acción involuntaria que muchos practican durante períodos de tensión para relajarse.
Manifestó la psicóloga Rocío García Montoya, “existe un comerse las uñas que podría incluirse dentro de una manifestación obsesa normal, que si la persona se propone puede frenar. Pero si ella ve que ante cualquier situación de estrés se destruye las uñas, eso merece una consulta, porque algo está
pasando con el control de la ansiedad o de los impulsos”.  Afirmó, además, que en ambos casos existe un problema biológico, “algo no está funcionando bien en el cerebro”.
Sin embargo, la forma de abordarlos puede ser distinta: la ansiedad es posible de calmar só-lo con psicoterapia, mientras que el descontrol de impulsos necesitará fármacos.
Antes que todo debemos partir por precisar cuál es el factor causal que desencadena la reacción, y si se trata de un cuadro psiquiátrico, se encausa entonces al especialista”, señaló la psicóloga.
Los trastornos de descontrol de los impulsos están ligados al propio cuerpo, explica García Montoya. De ahí que dentro de este tipo de patologías se sitúen aquellas en las que las personas se autoinfieren heridas cuando sesienten perturbadas por algún acontecimiento.

DAÑOS
El daño que la onicofagia puede causar en las uñas y en los dedos depende de la frecuencia con la que la persona se coma las uñas.  Si es mucha, se puede dañar la matriz de la uña (la base) y, entonces, lo menos que puede suceder es que ésta se deforme, lo que queda patente con la formación de montículos horizontales o verticales, así como de partiduras en el centro.
Cuando se produce un traumatismo en esta parte del dedo se pueden producir desprendimientos de la piel vecina que la persona se tira con los dientes.
Esto provoca heridas que, eventualmente, se pueden infectar con bacterias.
Esto puede provocar abscesos (secreción de pus), que incluso puede llegar a complicar el hueso, en casos extremos. Lo más común, sin embargo, es que se produzca dolor, inflamación e, incluso, fiebre.
El efecto más extremo de la onicofagia puede ser perder lauña y aunque se puede reemplazar con postizos o partes sintéticas, éstas no ejercen la función protectora que tiene esa parte del dedo, que cuida una zona que tiene mucho contacto con el entorno.


EFECTO BUCAL 
No sólo las uñas se resienten con la onicofagia. Los dos incisivos centrales superiores pueden
experimentar un desgaste cuya velocidad depende de la intensidad con que la persona se coma
las uñas. Lo que ocurre es que el borde de la pieza dental se va desgastando poco a poco, por lo
que ésta se va haciendo visiblemente más corta. No se saca nada con solucionar estéticamente
este problema si la persona no termina con el hábito.  A la persona se le pueden emparejar los dientes utilizando coronas de porcelana, pero si sigue con su costumbre corre el riesgo de desgastar los dientes inferiores.
La onicofagia también produce problemas en la articulación temporomandibular, más conocida como “carretilla”. Para comerse las uñas, la persona debe enfrentar los dientes superiores con los inferiores, en una posición inusual para la mandíbula.
Esto hace que un componente de la articulación, llamado cóndilo, salga de su postura de trabajo habitual y busque un acomodo vicioso que causa inflamación, causando disfunciones que provocarán dolores articulares, musculares y de cabeza.
A un paciente que se come las uñas hay que advertirle de sus problemas y enfatizarle  que no se trata sólo de un problema estético.





Referencia:
Olivera M.A. (2004). La onicofagia es posible frenarla a tiempo.El siglo Durango:[versión electrónica], 26, pp (2).

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